martes, 25 de abril de 2017

Ruta a la Braña de Los Tejos


   Lugar milenario


    Para los antiguos cántabros (y celtas en general), el tejo era venerado como un árbol sagrado, representante de la vida y la muerte. Esto se debe además de por su toxicidad y su savia de color rojizo, a su enorme longevidad (pueden llegar a vivir de 2000 a 4000 años).

    Los druidas lo utilizaban para hacer bastones mágicos y adivinar el futuro, los hombres y las mujeres se suicidaban con ello para evitar ser esclavizados por los romanos y los ancianos lo tomaban cuando ya no eran capaces de valer para la guerra.






    Con el paso del tiempo, la llegada del cristianismo no cambio este aura mágica del tejo. Las iglesias y cementerios se construían al lado de éste árbol, como símbolo de la trascendencia de la vida hacia la muerte. Pero incluso hasta hace bien poco, los concejos abiertos de los pueblos se celebraban en torno a tejos, encinas o hayas centenarios situados normalmente en la plaza principal.




   En esta entrada, no solo vamos a hablar de estos árboles singulares, si no que os haré adentraros en la belleza de los paisajes que los albergan. Desde el pueblo lebaniego de Lebeña, discurre una ruta que nos adentra en una de las pocas tejeras que tenemos en España, "La Braña de los Tejos".


Empieza la ruta


    Comenzamos desde este bonito pueblo de menos de 100 habitantes, muy conocido por su Iglesia y la famosa historia de la Virgen robada, y comenzamos a subir. Estaremos subiendo prácticamente todo el rato hasta llegar a la braña. Atravesaremos hayedos y pistas forestales en las que las vacas nos van marcando el camino.

    Al llegar arriba de un monte, llanearemos por la cresta pelada para bajar poco a poco hacia un hayedo en el que los puntos marcados en rojo con spray nos van marcando el camino hasta prácticamente nuestro objetivo.


    La Braña es preciosa, tiene ese halo mágico de todas las tejeras que te hipnotizan al entrar. Al lado tiene la mina de Arceón, una pequeña cueva en la que nos podemos meter para resguardarnos del frío y viento.

    Comenzamos a bajar por una pista forestal y, al entrar en el hayedo dejamos a la izquierda a 200 metros un refugio en el que podemos comer el bocadillo. 


Valle de Lebeña
    Continuamos bajando por bonitos paisajes hasta enlazar con el camino que habíamos dejado antes, muy cerca ya de Lebeña.

    ¡Espero que os haya gustado!

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