jueves, 23 de marzo de 2017

Destino Austria


Ama, vive y viaja.


Cañón de Rappenloch
    Todos tenemos viajes que recordaremos para siempre por los paisajes, por la compañía, por lo aprendido... Viajes que sabes que a pesar de ser cortos, su intensidad te envuelve en un tornado de emociones y vivencias que te marcarán el resto de la vida.

    Al volver, a pesar de sentirte triste por el retorno, sabes perfectamente que no eres la misma persona que se fue. Que tu forma de pensar ha cambiado, lo mismo que tu forma de mirar el mundo, y que en este planeta tan grande y a la vez tan pequeño, ¡aún nos queda mucho por descubrir!




    Pues bien, dentro de uno de estos viajes terapéuticos tan necesarios, nos vimos en la obligación de escapar un día a las montañas austriacas. Tocaba oxigenar los pulmones después de haber oxigenado la mente.

    Para poneros en situación, nos encontramos en Dornbirn, un precioso pueblo austriaco rodeado de montañas nevadas y enclavado entre la frontera con Alemania, Liechtenstein y Suiza. También disfruta de la naturaleza perfecta del bosque de Bregenz.

    La marcha comienza desde un pequeño parking al lado del museo de Rolls Royce, a las afueras de Dornbirn. Andamos algo menos de un kilómetro y tras una pequeña subida atravesamos un puente dejando a nuestra izquierda una serie de presas artificiales que producen pequeñas cascadas.

    Seguimos hacia arriba y nos adentramos en la Cañon de Rappenloch, un abrupto desfiladero por el que transcurre un (normalmente) caudaloso río. Este va abriéndose paso entre grandes bloques de piedras y saltos de agua, cuya caída forma importantes pozas.

    Hace tiempo, esta ruta se hacía a ras de agua, pero debido a un gran desprendimiento su trazado se modificó yendo en la actualidad por una plataforma de madera a 30 metros de altura.

    Continuamos un pequeño tramo más y nos encontramos de bruces con un pequeño lago helado, el Staufensee.  Lo rodeamos y comenzamos a ascender entre grandes pinos y abetos, una estampa que nos durará varios kilómetros. Dejamos la pista forestal y nos adentramos en un camino algo más estrecho que nos obliga a tener que ir con los ojos bien abiertos ante posibles tropezones.

    En un momento dado, hay que girar hacia la izquierda y subir directamente a través de la montaña por un pequeño sendero hasta el Staufen.

    Desde la cima se puede observar una preciosa panorámica de todo Dornbirn, incluyendo la vista a lo lejos de Breguenz o Lindau, cuya costa es bañada por las aguas del Lago Constanza.

    Hacia el lado contrario, una panorámica de los Alpes austriacos, franceses, suizos e italianos deleitan los sentidos. En definitiva, visita obligada por esta zona. Para bajar se sigue el mismo camino, exceptuando un pequeño tramo que cambiamos para que no sea totalmente ida y vuelta.

    Y hasta aquí nuestra pequeña aventura por otra zona de Europa a la que queríamos dar un buen mordisco.

Por último, sólo me queda agradecer a los que hicieron que este viaje fuera único. Javi, Pablo, Manu y Cía. Sois cojonudos.



¡Espero que os haya gustado y que algún día tengáis la oportunidad de conocerlo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario